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ΕΡΓΑ ΚΑΙ ΗΜΕΡΑΙ

BIG FISH

BIG FISH

 

Por fin os presento en el blog el comentario que os prometí hace tiempo sobre la magnífica película de Tim Burton. Lo que viene a continuación, aunque parezca muy extenso, es un simple esbozo de la interpretación que yo hago de ella y que, en gran parte, ya hemos comentado en clase. No he pretendido ser exhaustivo ni ir al detalle, sino apuntar algunos elementos que yo creo que tienen relación con los mitos griegos y sobre todo con la visión del mundo que subyace en la mitología clásica. A vosotros os toca en los comentarios criticar y desmontar los puntos débiles de mis argumentos, pues ya sabéis que los que padecemos helenitis crónica en fase terminal encontramos referentes hasta debajo de las alfombras...

1º. Desde mi punto de vista, el tema de la película es la aceptación de la muerte mediante la reivindicación del tiempo cíclico del mito frente al tiempo lineal de la historia. Aunque de momento esto os pueda parecer un tanto abstracto, espero que al final del artículo comprendáis a qué me refiero.

2º. Antes de nada, vamos a enumerar los motivos míticos o literarios relacionados con el mundo clásico que aparecen en la película. En este sentido, me parece evidente que toda la línea argumental sigue de una manera muy libre el modelo de la Odisea de Homero. Veamos de qué modo:

En la película se parte del desencuentro y la falta de comunicación entre un padre y un hijo. De manera semejante, la Odisea comienza con el hijo de Ulises, Telémaco, que parte en busca de noticias de su padre, ausente desde hace casi 20 años de Ítaca y a quien ni siquiera recuerda.

El personaje principal, Edward Bloom, es a todas luces un trasunto de Ulises, con quien comparte muchos de los rasgos de su carácter: viajero, astuto, valiente, aventurero, fabulador...

Además, varias de las aventuras de Ulises son similares a las peripecias del protagonista: el enfrentamiento con el Cíclope Polifemo (el gigante de la película), el descenso a los infiernos (la ciudad de Espectro), la llegada a la isla de Circe (la bruja con el ojo de cristal que le predice el futuro), la partida del héoe a la guerra de Troya (a Corea, en el caso de Edward Bloom) mientras la esposa espera en casa su regreso, el encuentro con las sirenas (las cantantes siamesas, que tienen cada una también una sola pierna al igual que las sirenas de los cuentos -no las de la mitología- tienen una sola cola en lugar de dos piernas)...

Sin embargo, lo normal es que los elementos del mito clásico presenten un tratamiento modificado o subvertido: así, en la película, el enfrentamiento con el gigante se resuelve de manera amigable; el protagonista es de una fidelidad conyugal a toda prueba, más propia de Penélope que del Ulises homérico (quien convive durante un año con Circe y durante siete con la ninfa Calipso en la isla de Ogigia); en lugar de enfrentarse al pretendiente de la que será su mujer, se deja dar una paliza por él; las sirenas-siamesas son fácilmente seducidas por Bloom para que le ayuden a regresar; etc.

Por último, no deja de ser significativo (aunque seguro que hay a quien le parece una coincidencia traída por los pelos) que el protagonista de la película lleve el mismo apellido que el personaje principal del Ulises de James Joyce, Leopoldo Bloom.

3º. Hay otros episodios en la película que también parecen tomados de la mitología clásica, aunque no directamente de la leyenda de Ulises:

Los trabajos de Hércules: cuando trabaja para el dueño del circo a cambio de que éste le dé información sobre la chica de la que se ha enamorado, se ve al protagonista realizando algunos trabajos semejantes a los que llevó a cabo Hércules para su primo Euristeo: en la jaula de los leones (1er. trabajo, el león de Nemea), junto a una atracción de feria con varios brazos articulados (2º trabajo, la hidra de Lerna), limpiando los excrementos de los elefantes (6º trabajo, los establos del rey Augias).

La mujer desnuda del lago que hay junto a Espectro puede ser una náyade. En la mitología griega las náyades son ninfas del elemento líquido que encarnan la divinidad del río o del lago que habitan. Pero son personajes habituales también en los cuentos populares.

La bruja con el ojo de cristal recuerda también en cierto modo a las Grayas, tres viejas que compartían un solo ojo y un solo diente. Vivían en el extremo occidente, donde nunca brillaba el sol, y tenían poderes oraculares.

Pero el personaje de la bruja, que es un personaje triple (niña-mujer adulta-anciana) representa sobre todo a la diosa Selene (la Luna) y tiene un carácter simbólico fundamental para nuestra interpretación de la película. En efecto, la Luna para los griegos aparece bajo la forma de tres divinidades distintas: Ártemis, que es la luna en su fase creciente, representada por una muchacha virgen; Selene, la luna propiamente dicha en su fase llena, representada por una mujer hermosa, amante del pastor Endimión con quien tuvo 50 hijos; y por último, la anciana Hécate, la luna en su fase menguante, divinidad de los infiernos que presidía la magia y los encantamientos, y a quien se consideraba inventora de la hechicería. Es evidente que los tres aspectos de la diosa se corresponden aproximadamente con las tres edades del personaje femenino de la película. El ciclo de la luna es una imagen exacta del tiempo cíclico propio del mito, que no responde a la lógica racional del tiempo histórico, que es lineal. Cuando la mujer recibe al hijo del protagonista y le cuenta la relación que mantuvo con su padre hasta llegar al momento en que, abandonada por él, se convierte en la vieja a la que todos los niños temen porque la creen una bruja, finaliza su relato con estas palabras: "...y la historia terminó como había empezado" (también la película se ajusta a la frase de la mujer, pues termina del mismo modo que empieza: con un pez en un río). La objeción que el hijo le plantea: "Pero por lógica usted no podía ser la bruja porque ella ya era vieja cuando él era joven",  es perfectamente asumible en el ámbito del pensamiento mítico: "Bueno, es lógico si uno piensa como tu padre".

4º. Aparecen también diseminados a lo largo de la película algunos motivos tomados del folklore: la bruja es un personaje habitual en los cuentos de hadas (La Bella Durmiente, Blancanieves, Hansel y Gretel etc.), así como el Ogro (Pulgarcito, El gato con botas). El motivo de la encrucijada de dos caminos es también frecuente en los cuentos populares, así como el del personaje que debe ser entregado como sacrificio a un dragón o un gigante para salvar a la comunidad. El anillo reencontrado en la entrañas de un pez evoca el relato de Heródoto, asimismo de carácter popular, sobre el sello de Polícrates o incluso el cuento del soldadito de plomo.

5º. Hay, igualmente, ciertas reminiscencias de mitos modernos: Superman, el hombre lobo, Moby Dick... Algunos son más evidentes que otros, pero no insisto en ellos porque quedan fuera de los aspectos que más me interesan y además creo que no son demasiado relevantes para la comprensión de la película.

6º. Un comentario aparte merece la ciudad de Espectro. Se trata sin duda del reino de los muertos, el Hades de la mitología griega, adonde todo héroe que se precie, desde Hércules a Eneas, pasando naturalmente por el propio Ulises, debe descender y saber salir de allí con vida. Edward Bloom llega también a Espectro "antes de tiempo", como le dice el alcalde de la ciudad, por eso todos sus habitantes van vestidos de blanco o de colores claros menos él, que lleva una camisa roja, el color de la sangre, porque todavía es mortal. Hay que dejar a la entrada los zapatos porque de allí no se puede salir. Pero al marcharse de Espectro el protagonista consigue romper la barrera entre el mundo de los muertos y el de los vivos; a partir de entonces los personajes de esa ciudad fantasmal -el primero es Norther Winslow, el poeta de Espectro a quien se encuentra en el banco- se instalan en el mundo real; es decir, la muerte queda asumida por el mundo de los vivos y lo imaginario se disuelve en lo real subvirtiéndolo, como quedará de manifiesto, sobre todo, en la última parte de la película.

7º. El tema de la muerte y el final de la película. La película termina con la muerte del protagonista, pero en realidad hay dos muertes: una muerte mítica y una muerte real que transcurren de modo simultáneo y paralelo. En ambos casos, la muerte no será más que el punto de partida de un nuevo comienzo. Veamos cada una de ellas por separado y las conexiones entre ambas.

Muerte mítica. Como la Odisea, que es un viaje circular de ida y vuelta, también la película se estructura como una composición anular y finaliza con una vuelta al origen: la aparición del gran pez. En el relato que le hace a su padre moribundo, el hijo lleva en brazos a Edward al río y allí éste se convierte en lo que siempre ha sido, un gran pez (recordemos que a lo largo de su enfermedad cada vez necesita más beber agua y estar continuamente mojado). No se trata simplemente de una reencarnación, sino de un nuevo nacimiento. De hecho, la escena de esta muerte mítica es idéntica a un bautizo, aunque invertido: es el hijo el que lleva a su padre en brazos y no al revés como sería de esperar. Tanto la escena inicial de la película, cuando Edward Bloom captura al gran pez, como esta última en la que él mismo se transforma en pez giran en torno a un mismo objeto: un anillo, símbolo del tiempo cíclico que caracteriza al mito. Curiosamente, como he constatado con diferentes personas, es esta muerte ficticia, la de Edward Bloom transformado en pez, la única que al cabo de un tiempo permanece en la memoria de quienes han visto la pelicula.

Muerte real. Padre e hijo se reencuentran en el momento de la agonía del primero. El hijo asume la muerte del padre y la hace suya cuando acepta contársela, inventarse un relato sobre ella. En el transcurso de ese relato imaginario el padre, mientras escucha -mientras se muere-, se va convirtiendo en su propio hijo, y en el instante mismo en que éste finaliza su cuento -el primero que ha contado en toda su vida- Edward Bloom ya puede morir realmente, porque, a su vez, su hijo ha aceptado transformarse en él, en su propio padre, para librarlo así, al menos en cierto modo, de la muerte. De ahí que en ese cuento fantástico que se desarrolla de manera paralela al drama real de la agonía de Edward asistamos, como antes señalaba, a una especie de bautizo con los papeles intercambiados.

Podemos decir, por tanto, que en el momento en que se cierra el círculo de su vida, Edward Bloom vuelve a renacer y así el círculo se abre de nuevo: en la última escena han pasado los años y vemos cómo el hijo de Edward cuenta a sus propios hijos las mismas historias que oyó de su padre -y que ya no se sabe, ni nos importa, si son reales o ficticias-, y estos a su vez las contarán a sus descendientes, e irán pasando sucesivamente de generación en generación... porque -por expresarlo con la misma frase con que se cierra la película- "Un hombre cuenta sus historias tantas veces que al final él mismo se convierte en esas historias. Ellas siguen viviendo cuando él ya no está. Y, de este modo, el hombre se hace inmortal".

En definitiva, y para terminar, es la muerte mítica -una muerte que no es tal porque no es más que un nuevo comienzo- la que se ha apoderado de la muerte real, es el mito el que prevalece sobre la historia, y son la imaginación y la fantasía, con su triunfo en el recuerdo -o lo que es lo mismo, en el corazón- de los espectadores, las que hacen posible que la vida se vuelva soportable y digna de perpetuarse sobre la Tierra.

7 comentarios

merche -

Hola Pablo. Movida por la curiosidad después de leer tu post he visto la película y me ha parecido preciosa, casi tan perfecta como tu interpretación. Gracias por tus acertadas comparaciones y felicidades por el trabajo. ¿Qué pasa este curso con el blog? A ver si te animas a publicar. Un abrazo desde Vila-real.

Harpía entre diosas -

Como han dicho Euménide y Apoxiomene, la verdad es que hay cosas que te las has sacado de la manga, pero también es verdad, que es muy bonito pensar que la fantasía forma parte de nuestra vida, más de lo que creemos, así volvemos a nuestra niñez... y es como empezar de nuevo...

Un 10.

Eirene -

Lo que más me gusta de la película es la frase del final y todo lo que significa. Parece que nos de una nueva visión de la muerte y en lugar de verla tan triste como lo hacemos, la presenta como un nuevo renacer, como una reencarnación en las mentes de todos los que posteriormente contarán sus hazañas y sus distintas batallitas, haciendo que esa persona no muera nunca del todo.

APOXIOMENE -

Hola yo estoy de acuerdo con Eumñenide de que algunas cosas estan cogidas por los pelos pero hay que admitir que la pélicula esta muy bien hecha y es una de las mejores que he visto

Gel-chan -

Me ha encantado la interpretación que realizas de la película. Nada más que añadir. Un 10.

Didáskalos -

Efectivamente, deberías ver la película otra vez. ¿Que lo que lo que digo no tiene cordura? ¿Que la película tampoco la tiene? No te olvides de que estamos todavía bajo la influencia de Dioniso...
Y gracias por tener la paciencia de leértelo, parece que has sido la única; o si ha habido algún otro, se ha quedado traspuesto a la mitad y todavía no se ha despertado.

Euménide -

Bueno, la verdad es que no se que quieres que añadamos a tu teoría porque lo has dicho todo.
Pero vamos, que todo está cogido por los pelos... ¿Ulises también era rubio como el protagonista? porque mira que si es así Tim Burton es un genio...

Bueno, después de mi comentario desde mi cabezonería, tengo que admitir que lo que dices no tiene cordura alguna, pero ningún enfermo de helenitis que he conocido la tiene ni la propia película y la verdad es que todo podría ser.

Tras leer esto necesitaría ver otra vez la película toda seguida para darme cuenta de todo esto porque hay cosas que dices de las que no me acuerdo.
A parte de lo que has explicado en tu teoría y del comentario de Harpía no encuentro nada más, de momento. Cuando se me ocurra algo, volveré y lo pondré en otro comentario.

Nada más Didáskalos.

Un saludo.